El corazón de África

Si por algo se tienen que caracterizar el África subsahariana es por su música. No por las grandes piezas clásicas, ni por sus cantantes conocidos en todo el mundo, ni por esos compositores de hace siglos que dejaron su legado en forma musical. No. Es su sentimiento hacia la misma lo que los convierte en algo único.

Y es que esta gente entiende, vive y desarrolla un concepto diferente del que nosotros entendemos por música. No voy a hablar de la música pop/rap/dance que tienen por la zona, que es variada, pero que al final se reduce a lo mismo que en nuestra cultura, canciones baratas para vender. Intentaré explicaros una de mis mejores experiencias musicales en este continente.

Quiero ahora que pinchéis aquí para escuchar una pieza del maestro, de Fela Kuti. La canción es Lady, nos cuenta en su pidgin english lo que hace una African Woman. Es de sus canciones más famosas y con mejor buen rollo de todo. Dejar que cargue, y ponerla de fondo mientras leéis estas mis idas de olla. Yo lo hago mientras escribo.

Pues lo que escucháis es Afrobeat, y Fela Kuti es su creador. Brevemente os pongo al día con este hombre que sale a diario en vuestro periódicos. Es un nigeriano nacido en Abeokuta (cerca de Lagos) en el 38, que ya desde pequeño se interesó por la música, y fue entonces cuando combinó la música de su tierra con el jazz, y de esa rocambolesca mezcla surgió este tipo de música. Sus canciones son altamente reivindicativas y en contra de las dictaduras nigerianas de la época. 

De hecho, su madre fue asesinada por éstos, que con 77 años la tiraron por la ventana en una redada. Fela fue gravemente herido en la misma. Sus canciones no estaban, como dije, exentas de polémica. Pero siempre continuaba en lucha. Creó "The Shrine" (El santuario) un local donde cientos de nigerianos independentistas se reunían para reclamar los derechos humanos básicos para el país. 

Este local fue incendiado por el "gobierno" del momento. Fela tuvo que irse del país pero continuó creando su música y quejándose activamente. Murió en el 97 y fue enterrado en Ikeja, en Lagos. Su hijo Femi Kuti es el que sigue con su legado (uno de los muchos, porque Fela no fue conocido precisamente por su poca actividad sexual).

Es Femi el que ahora interpreta sus obras en el nuevo "Shrine". Un local situado en Ikeja que todos los jueves y domingos en los que Femi está en Lagos, toca las canciones de su padre y propias acompañado de su legión de bailarinas y una horda de instrumentos. Fela y su hijos son conocidos por tocar de manera excepcional el saxofón, y la verdad que el sentimiento que transmiten es increíble.

Si la canción no os ha cuajado y no es vuestro estilo, podéis cambiar a esta. Es Zombie, una crítica contra los soldados del régimen dictatorial que tenía Nigeria. 

Durante el año entero, fuimos un par de veces a la Shrine, pero siempre son buenas experiencias. Y es que hace poco, la tercera semana de noviembre, fue el Felabration. Es una manera de recordar todo lo hecho por Fela Kuti, y sus hijos se encargan de que así sea. Durante esa semana, el centro musical de todo el continente está volcado en el Shrine. También tienen otras actuaciones por Lagos, en diferentes sitios y cada uno tiene su magia.

Yo justo había vuelto de vacaciones (en un principio me perdía este evento, pero los nigerianos y su estricto sentido para organizar las cosas hicieron que se retrasase semana y media todo, con lo que me vino genial). Y es que el viernes fuimos al Freedom Park. Un parquecito situado en el centro de Lagos Island, que se empieza a poner de moda y quieren convertirlo en algo turístico. Aquí, el tercer viernes de cada mes toca un grupo muy particular, con un cantante muy carismático que te hace olvidarte de dónde estás por completo.

Después del concierto puedes estar de relajeo en unas terrazas del parque. Creo que es el único sitio en todo Lagos que es seguro estar tomando una caña en una terraza. El parque está amurallado, pero al no verlo te da la sensación de estar en un parque europeo normal. Tienen también un pequeño museo con algunas piezas de exposición, y en su tejado hay una terraza donde se disfruta de todo esto mucho más aún.

(fotos: concierto en Freedom Park, bebiendo vino de palma (bah) y fotón que le hice a Pablo (el color me flipa))

El parque en sí tiene también su historia, y es que fue una de las cárceles de antaño. Aún se conserva parte de sus edificios para hacerte una idea de cómo eran las celdas. No llegan al metro y medio de ancho por dos y medio de largo. Agobiante. Mete ahí una cama (si tenían). Las líneas de setos también delimitan las antiguas paredes.

El sábado tuvimos concierto en un hotel, de Femi Kuti. Algo más privado ya que había que pagar por el concierto (25€, tiradísimo). El concierto fue muy bueno pero lo que venía iba a ser mejor. Durante estos días este hombre no para. 

Y después del concierto se fue al Freedom Park, tomó algo por la zona y luego volvió a dar otro concierto sorpresa para la gente del parque. Y ahí estábamos de nuevo. También hubo una banda beninesa con un coro de instrumentos de aire que hacía que se pusieran los pelos de punta.

El segundo concierto de Femi fue si cabe aún mejor que el privado. Y es que con este hombre siempre disfrutas. Y él luego se iba a la Shrine (dos de la mañana o por ahí cuando acabó en Freedom Park). Inagotable. 

Mención especial en este apartado a las bailarinas del artista. Se pasan el concierto entero bailando, sin parar, y haciendo coros a la vez. Su estilo de baile es africano, con lo que están constantemente medio saltando medio meneando las caderas. Increíble. Horas seguidas oigan.

Otra canción (es Shakara, que en yoruba se traduce como lucirse, chulearse). Y otra de bonus que a mi me encanta. Tiene mucho ritmo y algo más de estándares occidentales. Gentleman.

Pues después de semejante delicia para los oídos nos quedaba el día grande, el domingo en la Shrine. Fuimos pronto por la tarde, y ya había diversos artistas tocando. Nosotros ya habíamos visto al principal dos veces el día anterior, no era nuestra prioridad.

 Las calles que están a los laterales ofrecen la oportunidad de comprar discos y camisetas del lugar.

 The Shrine en su espelendor

 Con Luis

 Altar en memoria de Fela Kuti. Su mítica camisa y la matrícula de uno de sus grupos, Fela & Egypt 80 (sí, eran 80 músicos)

 Gente random (que han pasado un examen de aptitud al menos) sube al escenario a hacer alguna actuación y luego piden dinero entre el público

Las fotos de rigor se tomaron, nos llevamos bocatas para disfrutar mejor los conciertos y entonces llegó la sorpresa de la noche, el hijo de Bob Marley, Kymani Marley. 

Bob Marley también es conocido por reivindicar derechos para la población negra, tiene canciones en las que recuerda sus orígenes en África y siempre se quejó de la opresión que tenía esta gente al llegar al mundo blanco.

Cuando su hijo, Kimany, empieza a cantar estos temotes de su padre (lo más cercano que hoy en día puedes estar a esa estrella ya perdida que fue Bob) el grueso de los espectadores (había poquísimos oyibo) se vuelve loco. Cantan, bailan, alzan las manos y yo con ellos. Me uno y me dejo llevar. Y es aquí donde se siente todo. Donde la música cobra otra dimensión. Un sentimiento africano que era fuerte, unido y puro. No creía que llegase a ver algo semejante. Todos los nigerianos unidos, quejándose por lo mucho que tienen pero a su vez lo poco que les llega a ellos.

Estar en ese momento en lo que considero el corazón de África fue un momento casi místico. Lo recordaré siempre como de las cosas más auténticas y puras, sin estar corrompidas por nuestra cultura que aplasta a estas pequeñas naciones y no nos deja disfrutar de lo que realmente está detrás de cada país. Como siempre digo, hay que salir del círculo de comfort de vez en cuando para vivir cosas así.

No es un viaje recomendado para los aprensivos. Es peligroso. No os voy a engañar. La gente esta enaltecida, vete a saber lo que llevan dentro del cuerpo, pero como el propio Femi dice, hay que respetar a todos. Se queja mucho en sus conciertos e intenta que nunca haya polémica con su Shrine, que no deja de ser su santuario y legado de su padre. Deja hacer lo que se quiera, pero respeta al que tienes al lado, del color que sea. Y te dejan tranquilo dentro.

Salir fuera es otra historia. Si bien fuimos testigos de la unidad del pueblo, del sentimiento musical que tienen (que me encantaría verlo en Europa, pero por muchos conciertos a los que he ido, no lo he encontrado aún), también vimos la otra cara de la moneda. Al salir siempre hay revuelo, eres blanco y eres (lo quieras o no) una antorcha en el nido de la oscuridad, donde ellos se crían, donde algunos consideran que sólo la oscuridad puede estar presente. Así que hubo momentos de tensión donde nos refugiamos en una especie de recinto privado con gorilas en las puertas. Armados con palos, látigos (no exagero) y palos de golf. Éste último instrumento lo vimos en acción en repetidas ocasiones, solo que esta vez no apuntaba a bolas.

Este hecho no empañó para nada la paz, serenidad y buen rollismo que tiene el Shrine. Intentaré volver en esta dos semanas que me quedan. Si estáis en Lagos durante un jueves o domingo por la noche, no lo dudéis. Ir. Será una experiencia diferente pero que recordaréis siempre. Informaros antes si Femi actúa o no esa noche.

También quisiera aprovechar este post para hablar de otro enclave musical indispensable para cualquier amante de la música, el Bogobiri. Es también un hotel, pero durante las noches de los jueves es Open micro night, con lo que cualquiera que desee tocar alguna canción o improvisar  es más que bienvenido. Hemos visto de todo, desde gente que no vale para nada (muy raro) hasta verdaderos talentos musicales. La banda es local y muy muy  buena (especialmente batería y guitarra) y son capaces de adaptarse a cualquier género musical que quieras tocar. Le dices la melodía y te la sacan en menos de un minuto. Incluso te la mejoran. 

Hubo una ocasión en la que una de las estrellas africanas del momento, Asa, estuvo presente una noche de estas, por que estaba en Lagos, e improvisó un par de canciones para el público (increíble). Es un sitio pequeño, así que ir a eso de las 7 para coger un buen sitio, que ya a las 10 empiezan a cerrar el chiringuito.

Recuerdo ahora amigos que les encantaría estos sitios, gente con la que nos cogíamos un bocata, íbamos de exploración, nos tumbábamos y a disfrutar escuchando música con sentimiento. O alguno que le encantaría esa sesión de rap improvisado en este sitio.

Todos hemos visto, en directo o no, cómo hay verdaderos talentos de la música y baile negros. Es increíble, esta gente nos da mil vueltas a los blanquitos. Os animo desde aquí a continuar explorando con Fela, con su afrobeat. Todo enriquece en esta vida.

Y este es mi pequeño homenaje a esta faceta de la cultura africana. La música. Si bien por otros sitios no me llega tanto al corazón, con la música llega incluso más profundo. Así, siempre recordaré mi paso por el África negra cada vez que quiera relajarme o desconectar, con su música. Me llevo movimientos de baile que me flipan, música nueva y un nuevo horizonte por explorar.